Un 29% de quienes no consumen productos orgánicos carecen de información sobre sus beneficios y el proceso de producción, según el estudio realizando en la Escuela de Administración del TEC.
aRCHIVO GN Para EF
El 41% de habitantes de la GAM no consume estos productos debido a su costo
Para Jorge Sánchez, director ejecutivo del Programa de
Desarrollo Agroindustrial (Proagroin), colocar en el mercado tico la
piña y el banano orgánico que produce esta fundación privada ha sido
tarea difícil, pues los precios para el cliente final deben ser más
altos que los convencionales.
“Hay una conciencia del consumidor por alimentarse más
sanamente, pero eso no necesariamente se ve reflejado en compras de
productos orgánicos”, comenta Sánchez.
Las estadísticas le dan la razón, pues un 41% de los habitantes de la Gran Área Metropolitana (GAM) reconoce no consumirlos.
¿Las causas? El costo y la disponibilidad en el momento de compra, destacaron entre las principales respuestas.
Sin embargo, entre quienes no los compran, hay un 93% dispuesto a consumirlo en caso de que mejoren su salud.
Estos datos son parte de los resultados de un estudio
realizado en el segundo semestre del 2011 por la Escuela de
Administración de Negocios del Instituto Tecnológico de Costa Rica
(TEC).
La investigación –dirigida por el profesor Gustavo
Cubillo– se efectuó para apoyar al Centro Nacional Especializado en
Agricultura Orgánica del Instituto Nacional de Aprendizaje (INA).
Además, se entrevistó vía telefónica a 267 hogares de la GAM y cuenta
con un nivel de confianza del 95%.
Carmen Durán, directora del centro, comentó que la poca
oferta de productos orgánicos en el país y el desconocimiento de los
beneficios que tienen para la salud, también podrían influir en la
decisión de compra.
No obstante, de acuerdo con el estudio, casi seis de
cada diez ticos adquieren productos comestibles libres de químicos y,
entre estos, el 75% los consume dos o más veces por semana.
Al hacerlo, la población gasta en promedio de ¢15.000 a ¢20.000 mensuales.
Entretanto, las frutas y hortalizas son preferidas por
el 56% de los compradores, seguidas muy de lejos por las bebidas,
mermeladas, hierbas y carnes.
En cuanto al lugar de compra, las ferias se llevan el
primer lugar. Los supermercados y los mercados municipales completan la
lista los más utilizados.
Para algunos conocedores del sector, ese comportamiento
se da, en parte, por la cautela que tienen las grandes empresas
comercializadoras a la hora de lidiar con este tipo de oferta.
“A estas compañías no les resulta rentable colocar en
sus góndolas productos de alto costo, debido a que su margen de ganancia
a la hora de venderlo es poco”, opina Randall Cortés, contador general
de Rainbow Exporting, empresa que comercializa camarón orgánico en la
Unión Europea.
“A pesar de que hay una ley que fomenta la producción orgánica, esta no es lo suficientemente motivamente”. Jorge Sánchez, director ejecutivo de Proagroin
Gustavo Cubillo, del TEC, cree que ese factor se
convierte también en una barrera al consumo, ya que a los clientes les
gustaría encontrar los productos en el mismo lugar donde encuentra los
tradicionales.
¿Cómo potenciar el mercado?
Según la investigación del TEC, el precio, la variedad y
la cercanía al lugar de compra son las principales razones de consumo
de la oferta orgánica en la GAM.
Además, el deseo de mejorar su salud constituyó el
principal motivo de inicio de consumo entre quienes adquieren estas
líneas con frecuencia.
Así las cosas, Gustavo Cubillo considera que el mercadeo
y la promoción para justificar el sobreprecio percibido en esos
productos es fundamental.
“Se debe considerar que el proceso de producción es más
especializado y, por ende, más costoso. El cliente comprenderá que la
relación costo-beneficio está a su favor”, indica Cubillo.
Con el mercadólogo coincide Pablo Monge, uno de los
investigadores del TEC involucrado en el proyecto, pues señala que una
tercera parte de quienes no consumen marcas orgánicas tienen poco o nulo
conocimiento acerca de estas.
Por su parte, Susana Chaves, coordinadora regional del
Programa de Apoyo a Mercados Orgánicos para la Región Centroamericana
(Proamo), apunta que el estudio demuestra que existe una demanda
creciente en esta industria y que hay consumidores con poder adquisitivo
para adquirir los productos.
Empero, desde el punto de vista de Proamo, todavía hace
falta organización de la oferta, pues no hay canales de comercialización
que manejen volúmenes atractivos para el mercado masivo. Igualmente,
Chaves advierte que hay poca voluntad política para atender al sector,
pues la agricultura orgánica no ha estado presente en las agendas del
Gobierno como prioridad.
Jorge Sánchez, de Proagroin, también opina que los incentivos gubernamentales no son suficientes a pesar de la existencia de la Ley de Desarrollo, Promoción y Fomento de la Actividad Agropecuaria Orgánica.
“Por ejemplo, en las ferias municipales no hay quien
certifique que los productos que se venden han sido tratados y
cosechados bajo normas orgánicas”, agregó.
De hecho, en ese asunto, la iniciativa ha sido tomada pero a nivel internacional.
En marzo del año pasado, la Federación Internacional de Movimientos Agrícolas Orgánicos creó el sello Global Organic Mark que plantea estándares para certificar este tipo de prácticas agrícolas.
Mientras tanto, en Proamo insisten que el mercado se potenciaría si se fortalece la visión empresarial de la actividad.
“Las ferias municipales ya tocaron techo. Hay que
trabajar en desarrollar mercados diferenciados como supermercados,
hoteles, restaurantes y sectores institucionales”, explicó Susana
Chaves.
Investigadores:María Arguedas, Robin Cruz, Pablo Vargas, Felipe Monge, Juan Arburola y José Solano.
Muestra:267 hogares de la GAM.